Represión y sexo malo

1- Similar al otro día. Un rector de la Universidad Católica de La Plata hablando me provoca lo mismo que a mi vieja le provoca un zurdo argumentando: risa. No puedo tomármelo demasiado en serio, ni odiarlo, ni repudiarlos ni exigir que les toque un vuelo de la muerte. Sin embargo hago mi esfuerzo y leo.

Ayer en Magdalena Tempranísimo, el programa de la otra periodista más creíble, Magdalena Ruiz Guiñazú, entrevistaron al rector de la UCALP, el ingeniero Ricardo de la Torre (ex ministro de Educación de la dictadura). Y se refirió al tema de la educación sexual para los jóvenes. Dijo:

“Es necesaria una formación de carácter (para inculcar que) el fin del sexo es para la procreación. Si no es para procrear, el sexo no es bueno. (…) Cuanto mayor es la educación sexual, y en esto hay estadísticas serias, sobre todo en Inglaterra y Estados Unidos, mayor es el contagio de sida y mayor es la cantidad de embarazos adolescentes. Porque la educación sexual, tal como es tratada ahora, no como una preparación para el matrimonio, sino para promover encuentros circunstanciales, encuentros para la actividad sexual, es una incitación a la actividad sexual”.

2- Dos cosas se desprenden de la declaración de De la Torre. Una es la explícita intención de no educar. De ocultar. Me hizo acordar a un ex colega suyo de la última dictadura militar que en una famosa entrevista grabada dijo que a veces es peligroso cuando la gente estudia y piensa demasiado.

La otra es la idea del sexo (y la represión del sexo) como modo de preservación del orden social (“el fin del sexo es la procreación”). Yo siempre creí que la Iglesia reivindicaba lo natural. Y que por eso se manifestaba en contra de ciertos avances de la ciencia como los métodos anticonceptivos más comunes. Resulta que no.

Me interesa saber qué opina al respecto la gente que se basa en algo. Busco puntos de vista científicos. Como no soy un erudito del tema (ni estoy cerca de serlo) y quiero entender, me fijo en un ensayo redactado por Manuel Puig, que apareció publicado en El beso de la mujer araña (librazo). Me entero de algunas cosas que están buenas. Interpreto, resumo y por momentos copio:

3- Sigmund Freud, psiquiatra y autor de una cantidad inabarcable de obras y ensayos, escribió en “La interpretación de los sueños” que el hombre tiene la necesidad, por naturaleza, una vez que consigue comida, techo y vestimenta, de satisfacer su emergencia sexual y afectiva (aparece el afecto, cosa que De la Torre olvidó mencionar).

Freud habla también de reglas creadas por la sociedad (lideradas por la religión), es decir creadas por las personas para mantener el orden básico de la civilización, que es la familia. De la Torre habla de la necesidad de procrear; de producir hijos. Esto implica la prohibición implicita de mantener relaciones sexuales que no atiendan a ese fin. El resto de las relaciones sexuales, dice, son malas.

Dennis Altman, autor de libros referidos a la homosexualidad relaciona a esta idea (la de que el sexo debe ser utilizado como medio para procrear) con la producción con fines económicos (explica que la homosexualidad que cierra la posibilidad al sexo hétero sería igual de represora aunque basada en un sistema económico distinto). Entramos, ya desde hace un par de párrafos, en la discusión acerca de la necesidad, planteada por las reglas, de reprimir la sexualidad para poder sostener al sistema.

4- Pero no podemos olvidar lo que dice Freud un par de párrafos atrás, en el apartado número 3. El hombre tiene, por naturaleza, la necesidad de satisfacer sus impulsos sexuales. Lo que la iglesia (o al menos las reglas de la sociedad) plantea que hay que reprimirlos para mantener el orden (supone que de lo contrario podría haber, por ejemplo, incesto y homosexualidad y que todos tendrían relaciones olvidándose de trabajar).

Pasamos en limpio: la iglesia plantea la necesidad de la represión.

5- Anna Freud, hija de Sigmund, psicoanalista, escribió en “Psicoanálisis del niño” que la represión sexual es una potencial (vaya ironía) causa de impotencia, frigidez y sentimientos de culpa obsesivos. Según su padre, la represión puede llegar a ser causal de una personalidad avara y obsesiva en cuestiones como la limpieza y el orden.

Incluso la homosexualidad, tan repudiada y temida por la Iglesia por ser antinatural (cosa que los científicos desestiman de lleno), encontraría sus orígenes en la represión de la libido, según autores como Freud, Anneli Taube y Fenichel, entre otros.

6- Lógicamente, Freud se muestra en desacuerdo con la represión, ya que reconoce en ella el origen de la mayoría de las neurosis que afectan al ser humano. Pero aporta una alternativa: la canalización de las energías sexuales hacia otras actividades tales como el trabajo, el deporte y la expresión artística; a esto lo llamó “Sublimación”. Considera que la sublimación es una posibilidad saludable (en el sentido más estricto de la palabra) de mantener el funcionamiento de una sociedad civilizada y que esta siga produciendo, sin destruir a las personas que la forman.

De más está decir, Freud consideraba fundamental la superación de los impulsos sexuales más instintivos, ya que estos no permitirían el desarrollo de la sociedad con su respectiva producción de bienes. Es decir, coincidía en algún punto con la Iglesia y con las reglas de la sociedad.

7- Por otro lado, Herbert Marcuse, filósofo y sociólogo, autor de “Eros y Civilización”, y Norman Oliver Brown, estudioso de temas de filosofía y psicología, opinan que la humanidad necesita retornar a la libertad sexual más básica (más natural).

Esa naturaleza sexual básica refiere a la perversidad polimorfa (teorizada por Freud) que caracteriza al hombre en su primera infancia, cuando todavía no recibió las influencias de la represión, y que se basa en la erotización y la obtención de placer sexual más allá de lo genital. Es decir, abre las puertas a las relaciones orales y anales. No piensa en el sexo como un medio sino como un fin que no va a traer otro beneficio que la satisfacción de la necesidad sexual.

Como dice el párrafo anterior, el creador de la teoría de la perversidad polimorfa es Freud (lo reconoce como algo natural y común a todos). Según dice, todas las personas, para llegar a la etapa de maduración personal, que sería la idea del sexo únicamente genital, deben pasar por las otras dos etapas (oral y anal). Así, los niños primero succionan elementos y después aguantan las ganas de hacer caca. Estos actos les producen placer. Luego siguen madurando y llegan al placer genital, que según Freud prescinde de las otras dos etapas.

8- Por supuesto, esta idea (la de reivindicar la perversidad polimorfa de parte de Marcuse y Norman Brown) no considera a la relación sexual como un medio para la procreación sino como un fin en sí mismo.

En realidad, todos los científicos antes nombrados (algunos bibliografía obligatoria de las facultades de ciencias sociales) coinciden en que la naturaleza no pone al sexo en el lugar de “medio para la procreación”, sino que es un fin en sí mismo. La represión llega después. Por la Iglesia, principalmente.

Y básicamente todos, incluso Freud, coinciden en que la represión es mala e insana y trae consecuencias para la personalidad.

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