Hay veces en las que a uno se le traba la lengua con cualquier estupidez.
Y mientras los demás se ríen, se intenta retomar la frase una y cien veces, pero siempre sale mal.
Son esos días en los que estás pelotudo.
Otras veces, en cambio, como me pasó hoy a mí, hay razones lógicas.
Y de todos modos los demás se te ríen en la cara como si nada.
Desafío a todo el que lea esto a pronunciar, ahora mismo, de corrido, en voz alta, y mirando para otro lado, el título del libro de Luis María Pescetti: “Chat Natacha Chat”.
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