Bebé de plástico
En el baño quedó tirado un bebé de juguete; la cabeza por un lado, en el borde de la bañera, y el torso y el resto del cuerpo en el bidé. Es el único recuerdo de que por ahí pasó la nena más caprichosa del mundo. Había que verle la cara de horror y sorpresa cuando, terminado su primer baño de todo el fin de semana, justo antes de sentarnos a ver dos funciones consecutivas de Buscando a Nemo -¡Memo!-, mi hermano se dispuso a degollar con atormentada naturalidad al pequeño querubín de plástico, para inclinarlo sobre el lavatorio y tirar ahí todo el agua que se le había metido adentro.
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