El concepto de creatividad es algo que suele darme un poco de miedo.
Sospecho que no debo ser muy creativo, lo cual es bastante decepcionante.
Me desagrada, seguramente por ese mismo miedo, la idea de la creatividad como la capacidad de generar ideas (divertidas).
Eso de “uh, ya está: hacemos una publicidad con unas llamas… ¡unas llamas que llaman! ¡Y una le dice a la otra ‘llamá a Chamot, llamá a Chamot’”.
Me imagino que sería imposible que se me ocurriera una idea nueva todos los días. Incluso, creo que alguna que otra vez me dijeron que yo era súper creativo. Y me les cagué de risa en la cara.
Ahora, el otro concepto típico sobre la creatividad, ese que dice que es la aptitud de ver nuevas relaciones entre las cosas, o de pensar diferente a los demás, ese me resulta más amigable. Creo que ese podría ser.
Al menos con alguna cosas. Con River no puedo, por ejemplo. Si me pongo a crear discurso a partir de River me sale lo mismo que a Leo Farinella y a todos los demás: hablo de cómo tengo ganas de salir a matar dirigentes, de cómo puede ser que se desvivan trayendo a jugadores intrascendentes y que no hacen falta, como Cabral (incluso pretendieron a Cellay, ¡que rechazó la oferta siendo de Huracán!) y miles de medios pelos más y se pierden de traer a D’alessandro porque sale demasiada plata.
¡Si no gastaran en tanto jugador mediocre capaz si llegarían, forros!
Y ahora tengo que bancármelo a D´alessandro con la camiseta de San Lorenzo, como me banqué ver a Ramón Díaz, la Gata Fernández, Ledesma, Placente, Tula y Ferreyra.
¡Y es que son los mismos dirigentes una manga de mediocres que no están a la altura de la circunstancia! ¡Son lo peor que le podía pasar al club!
Eso me pasa con River. Pienso igual que la corriente.
Con otras cosas, no. No me pasa eso. Con Lost, por ejemplo, la serie de la que todos hablan ahora, que tiene a todo el mundo bajándose capítulos del Emule, con Lost tengo una pequeñísima muestra de mi promisoria originalidad en la visión del mundo (aunque por supuesto no sabría cómo volcarlo de un modo creativo).
Parece que el mundo se divide en dos tipos de personas: los que aman a Lost y los que lo detestan y prometen no verlo jamás.
A mí me pasó lo siguiente: lo amé, fui adicto, fanático, enfermo, estuve fuera de control, la gente me decía “pará, no gastes más guita, dame una semana y te paso los cds con los capítulos de la primera temporada”, y yo no podía parar, necesitaba ir y alquilármelos ya.
Así me vi la primera temporada en una semana. Cuando devolvía un cd, sacaba el siguiente. Y me volvía a mi casa apuradísimo para engullírmelo en un par de horas. ¡Lo bien que está escrita esa temporada! ¡Lo bien que narran las historias y perfiles de los personajes! ¡Es la mejor serie de la historia!
Hasta que llegó el último capítulo. Ya ni recuerdo bien, pero creo que apareció una nube negra que mataba a un par de tipitos y unos chabones se pusieron a apretar un botón cada dos horas y media.
No sé cuántas cosas juntas pasaron, pero perdí un poco el interés y al cuarto capítulo de la segunda, dejé de ver Lost por completo. Siempre me prometí poner el segundo cd, y de hecho lo sigo prometiendo, pero nunca lo concreté; como si me diera vagancia. La serie me cae muy bien, sólo tengo elogios para brindarle, pero no me surge la motivación de apretar play.
Quedé a mitad de camino.
Y creo que mi potencial visión original del mundo, justamente, sólo podría basarse en mi cobardía e incapacidad de decisión (mi condición de tibio, en definitiva).
Debería explotar mis neurosis a lo Woody Allen.
Hace unas horas alguien muy destacable me preguntó si quería comer fideos o arroz e improvisé toda una perorata sobre cuál de los dos sería el alimento ideal para este momento.
Creo que debería plagiarme y escribir una obra de teatro con mis desopilantes monólogos y diálogos de cuando estoy descalzo.
Quién te dice.
Ahora, eso sí (y a esto me gustaría destacarlo con cierto aire de definitivo): es sorprendente el sueño que te da esto de pensar en la creatividad.
Me voy a ir a dormir ya mismo.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario