Por supuesto que hay temas más importantes. Problemas sociales que no van a ser atendidos ni solucionados y que como tales son mucho más grosos y relevantes, pero igual: qué cagada que saquen Ciudad Abierta.
Y qué gracioso es que lo saquen, siendo un espacio de difusión y producción cultural, que para colmo está bueno y es original, ¡porque tiene poco rating!
Ayer pasaron una ficción de Gabriel Stagnaro, que no es aquel que dirigió Okupas, pero que tiene una estética muy de ese estilo. La agarré empezada pero me quedé. Siempre mi zapping arranca en TN (para ver la hora), pasa por los canales de deportes, mete un salto a los de música y, de pasada, antes caer en Sony y Warner Channel, donde suele estacionarse, mete una espiada en Canal A y Ciudad Abierta.
Estaba filmada acá cerca de casa. Era sobre unos hinchas de Excursio que le arruinan un mural a los de la barra de Defe y salen rajando. Y en el raje, uno de ellos, un gordo, pierde a su hámster, que se llama Rodolfo. Y, la pucha, se pone mal el gordo, que no es gran actor pero igual estuvo bien.
Los de Defe entonces empiezan a ver cómo hacen para cobrársela y los de Excursio se esconden en una obra en construcción y se ponen a boludear. El gordo está nostálgico, oscuro, colgado, filosófico. Los amigos lo gastan. “Eh, gordo, a ver cuando te vas a conseguir una mina en vez de estar todo el tiempo dándole bola a ese ratón”.
Y él dice: “Mierda, ¿se dieron cuenta de que ya no hay luciérnagas”. Yo antes salía a cazarlas. Las coleccionaba. Para mí que ahora siguen estando ahí, pero no prenden la lucecita de vanidosas que son, nomás. Como la gente no les da ni bola… Son vanidosas, como yo. Y como mi viejo, él también era como las luciérnagas”. Y se levanta y se va, a buscar el hámster al lugar donde lo perdió.
Bueno, ahí lo están esperando los Defe, obvio. Pero no importa. La cuestión es que es re curioso que tipos tan respetables, de camisa y corbata, que se erigieron como autoridades de la ciudad, vayan a volar un canal cultural, influenciados por la discusión ¡del rating!, un asunto que hasta ahora me parecía más tinelliano y pergolinesco que otra cosa.
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