Si este blog de mierda tenía algo de bueno durante el año pasado, en el 2007 lo perdió por completo.
Hoy se me ocurrió echarle la culpa a la autoimagen. Es decir, a la imagen que tiene su autor sobre él. Y entonces, cavando, se me ocurrió echarle la culpa a la letrita chiquita con la que lo leo, cuando se me ocurre releerlo, desde que uso Ópera para navegar por internet.
Lo veo como un blogcito totalmente maricón. Dubitativo. Cagado a las patas. Como si alguien pudiera retarlo o reirse de él. Absolutamente putito, el blog, con esa letrita tan femeninamente apagada. Como si quisiese decir algo pero no muy en voz alta, así se entera la menor cantidad de gente posible.
Intenté cambiarla, a la tipografía, y no pude. No encuentro el puto, reputo, reputísimo, comando que indica cuál es su tamaño. Si lo pescara podría modificarla y agrandarla, pero no. No hay caso. Así que no me voy a poder librar de esa excusa por ahora.
Después, hay más razones. Pero en vez de enumerarlas, voy a intentar combatirlas.
Puede que todo me empiece a chupar un huevo (puede que no, jijiji). Y pido perdón por la expresión. Sobre todo a mi mamá.
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