Volviendo a los electrodomésticos de mi casa, no es sólo el cable lo que no funciona. La computadora también tiene problemas.
Algún virus o algo por el estilo hace que no me cargue bien el Explorer. Sin ir más lejos, no sé cuando voy a poder subir esto.
En definitiva, lo que quiero decir con tanta perorata es que el mundo electrónico no se ocupó de entretenerme durante la última semana. Y por eso fui y me compré (y me leí), en cuestión de horas, Muchacha punk, de Fogwill.
Ya había leído uno de los seis cuentos, justamente el que le da nombre al libro. Y ahora me lo tragué de nuevo. Qué gran relato. Qué ritmo.
Ya lo adelanta la contratapa: en Muchacha punk Fogwill te avisa que todo lo que está contando es una invención; una mentira. Y sin embargo le creés. Realmente te creés que él estuvo en Inglaterra y que conoció a la chica punk. Y creés sin ninguna duda que hacía un frío tremendo.
Un genio. Lástima que se digan tantas cosas sobre él. Y que todos cuenten experiencias y odios y amores que lo incluyen. Y, también, lástima que los que no lo hacemos siempre opinemos sobre los que opinan sobre él.
Habría que dejarlo escribir; como personaje es un embole. En cambio sus novelas y relatos son puro entretenimiento.
La liberación de unas mujeres, La risa de todos esos años y Japonés son otros tres cuentos que me encantaron en este libro y los recomiendo a quien se quiera divertir con historias.
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