Últimas de Orwell

Desde la blogagencia Wimbledon, Piro dice:

“Orwell debe de haberlo imaginado pero no tuvo tiempo de incluirlo en 1984: diez soldados de la Guardia Nacional de Virgina se dedican a rastrear en blogs y foros de los soldados en Irak para descubrir revelaciones que puedan poner en peligro la seguridad de las operaciones y del Imperio. La primera víctima de la guerra —sobre todo de una guerra que se pierde— es la verdad”.

Bueno, ya está recontra dicho que en una guerra en realidad las primeras víctimas son los tipos que están en el lugar donde caen las bombas. Pero está bien.

La nota citada dice que algunos integrantes del ejercito por ahí cuelgan fotos en sus blogs y por ahí en las imágenes salen de fondo lugares u objetos (un arma, por ejemplo) y parece que eso ya es data inaceptable.

Y parece que ahora en el ejército que está en Irak implementaron una nueva regla que dice que los bloggers tienen que hacer pasar sus posts por el filtro de sus superiores. ¡Y yo que hace un rato escribí que en los blogs hay autoedición!

Varios pibes que ya están en sus casas, en Estados Unidos, tuvieron que cerrar sus blogs porque los presionaban.

Hay, en fin, una oficina dedicada a chusmear blogs y a cerrarlos mediante coacción si se pasan un poquito de la raya.

Otra de Orwell está bien cerca nuestro: el sistema HawkGPS, que tiene un slogan que dice, palabras más palabras menos, que hoy las personas tienen mucha libertad y que estaría bien coartarla un poco. En Buenos Aires hay publicidades sobre este sistema.

Caramba, la pesadilla se hizo realidad; está legitimada la posibilidad de seguir a una persona, desde una pantalla, por todo el mundo y saber adónde está (y suponer qué está haciendo) a cada segundo. ¿Qué será lo próximo que se implemente y aparezca como legítimo?

Y hace poco Tomas escribía sobre las cámaras en estaciones de trenes y subtes y sobre la cultura del miedo y la inseguridad como medio para la institucionalización de prácticas bestiales. Y etc.

Cada vez se van haciendo aceptables en mayor medida; de a poquito, de a poquito, todo se institucionaliza y pasa a ser normal y lógico.

Habrá que ponerse a practicar el doble pensar, nomás.