Bestia del periodismo rockero

Estoy convertido en una bestia del periodismo rockero. Transpiro noticias que seguramente todo el mundo debe conocer. Pero que para mí no dejan de ser primicias.

Ayer miércoles, por ejemplo, hablé por teléfono con Iván Noble, ex baterista devenido en líder de Los Caballeros de la Quema, ex estudiante de Sociología que quedó al borde del título, actual compositor e interprete solista y esposo de Julieta Ortega, la actriz que coprotagoniza la novela que no puedo dejar de ver es decir El Tiempo no Para.

Me contó que el mejor recital que vio en su vida fue el Paul Mc Cartney en Argentina, que fue ver a un pedacito de los Beatles y que se emocionó mucho. También me contó que esta mezclando su disco tercer disco solista, “Intemperie”, que va a salir en octubre, con 11 o 12 canciones y con varios invitados: Pettinato en el saxo, Juan Subirá, de la Bersuit, en el acordeón, Adriana Varela cantando, Pablo Guerra, ex Caballeros, en guitarra y Mariano Otero en el contrabajo.

Otra que supongo todos saben, pero que para mí no deja de ser primicia es que Zeta ya está ensayando con los Catupecu. Se sabe que no sólo va a tocar en el Pepsi Music, sino que ya quedó como integrante fijo. Pero la novedad es que ya está ensayando y que eso lo tiene a full.

Este sábado, o el otro, Fernando Ruiz Díaz va a estar como invitado en el programa. Se lo esperaba para hace como un mes pero no pudo por la salud de su hermano. Recién va a venir ahora.

Además hablé con Gabo Ferro. Otra vez. En realidad ya hablamos dos o tres veces y nunca lo puedo agarrar. Unas veces yo justo no tenía para grabar (lo llamaba para arreglar algún otro horario) y otras el que no podía era él. La última vez lo agarré grabando su último disco, que hoy ya lo están repartiendo en los recitales de las bandas del sello Azione Artigianale. Esta vez no podía hacer la nota porque el remise que lo lleva al trabajo estaba a punto de tocarle el timbre. La pucha.

Justo alrededor de la figura de Gabo se dio, esta semana, una de esas raras situaciones en las que te encontrás con la misma frase, en distintos lugares, y que te da la sensación de que la frase te persigue y que evidentemente algo te quiere decir.

El sábado a la noche, mientras buscaba info sobre bandas europeas en la pc de la sala de producción de la X4, y mientras Andrea Prodan contaba al aire cómo hace miles de años se cruzó con Elton John en una disquería de Nueva York, y cómo ante esa situación manoteó el vinilo más barato que encontró (para justificar su presencia en el lugar y acercarse a Elton), y cómo ese disco resultó estar tan buenísimo que valía la pena pasarlo al aire (y era cierto, valió la pena), mientras todo eso pasaba en el programa, me puse a leer una nota que Gabo le dio al Sí! del último viernes.

Ahí el periodista contó que su último disco, ese que estaba grabando cuando yo lo llamé en una de las primeras veces, se llama “Todo lo sólido se desvanece en el aire”.

A esa misma frase marxiana me la encontré el lunes en un texto de Julio Godio que tuve que leer para la facultad y que habla de la Nueva Economía, que se ve que se basa en lo intangible, en unas cifras que van y vienen por caminos virtuales y que nunca se materializan en las manos de nadie. La producción ya no tiene cabida. Lo que vale es el acceso; a internet, a las patentes de las franquicias y a las que hay que pagar para poder usar medicamentos registrados por laboratorios, etc.

Y nada, cuando lo leí dije: “Eh, pero estoy ya lo vi en otro lado”. Y era de ahí nomás; de la entrevista a Gabo.

Ese mismo día, creo, mi novia me contó que lo escuchó a Ivan Noble en la radio, hablando con Andy Kusnetzoff, sobre cómo fue que empezó en la música. Dijo que empezó como baterista y letrista de Los Caballeros… y como no tenían cantante el puesto lo agarró él provisoriamente. Y estuvo muy divertida la nota porque también confesó que quiere que su hijo, de 10 meses, sea futbolista o algo que sirva, por ejemplo abogado o escribano o contador, así se ahorran los honorarios cuando necesiten sus servicios. Además Andy tocó “Avanti Morocha” en la flauta.

Y justo dos días más tarde, ayer miércoles, hablé con él por teléfono. Y en la estúpida planificación de este post (necesitaba un buen primer párrafo) llegué a la conclusión de que me convertí en una bestia del periodismo rockero. Y que transpiro noticias que ya todo el mundo debe conocer, pero que para mí no dejan de ser primicias.

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