Oído por el filosísimo cronista, que estaba sentado casi adelante del todo, en un 41:
Mirá, ahí pasa José por la mano de enfrente, ¿lo ves? Perá que le toco bocina… Ni pelota, che. Debe venir con una minita al lado. Ja. Es como yo, este José. Si la sabré. Si la habré hecho. Pero ahora es otra cosa, contale vos gordo, que vos sabés. Ja, ahora estoy bueno. Re tranquilo, loco. Laburo, familia, casa, la bruja, el pibe… Gordo, ¿te bajás en la próxima vos? Bueno. Eso sí, ahora en dos añitos voy a tener que salir a atorrantear de nuevo. Para enseñarle al pibe, viste. Por obligación, nomás. Qué bárbaro, yo que estoy retirado voy a tener que hacer el esfuerzo… ¡Me obliga la naturaleza! Hay que enseñarle, sino te sale hecho una espumita. Como el hijo de un tío mío. El otro día estuvimos en un asado y me contó. Que es una señorita de lo pomposo que está, che. Y lo tenés que ver, así todo delicadito… Quevacé, me obliga la naturaleza, es así. Todo sea por el guachito. A ver si me sale maricón. ¿Bajás, Gordo? Vos Bamba me acompañás hasta el fin del recorrido, ¿no? Listo. Ta luego, Gordo. Nos vemos más tarde.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario