-Che, ¿cómo se le dice a un grupo de vacas que andan juntas?
-¿Qué?
-Claro, por ejemplo jauría es para los lobos y bandada para los pájaros.
-Ah, sí y cardumen para los peces. Y rebaño para las ovejas. Uhm, dejame pensar.
-Yo tengo una laguna.
-Esperá que me fijo en el diccionario.
-…
-¿Para qué lo necesitás?
-Para el blog. Estoy contando de mi incursión rugbística de la adolescencia y me acuerdo de que en el club había vacas desperdigadas por ahí.
-Acá está. “Rebaño: Hato grande de ganado, especialmente del lanar”. O sea que le podés decir rebaño, porque es “especialmente lanar”, pero no está necesariamente mal siendo que es ganado al fin y al cabo.
-Mmm, no me suena. Acá en google en distintos sitios que parecen científicos dice “grupo de vacas”, así que me parece que es la más correcta.
-Y también le podés decir ganado.
-No, como le voy a decir ganado. No es ganado.
-¿Cómo no va a ser ganado si son vacas y las usan para explotarlas y sacarles leche?
-Pero no da, che. El ganado da una imagen del campo. Esto pasa en un club. No da con el contexto, me parece. En el campo es ganado y en un club es un grupo de vacas.
-Pero vos tenés que hablar con propiedad. Existe una palabra especial para denominar a un grupo de vacas y es ganado. ¡Burro!
-No, yo me tengo que fijar en que quede bien. Que suene bien.
-Vos lo que tenés que hacer es aceptar las reglas del vocabulario y escribir bien.
-Las reglas están para romperlas... y si grupo de vacas suena mejor que ganado, ya está. No necesito más nada: va grupo de vacas.
-…
-Es así.
-¿Las reglas están para romperlas? ¿Las reglas están para romperlas, dijiste? Ese es el discurso de los criminales, de los inmorales y de los delincuentes.
-Puede ser ¡Pero es así!
-Vos sos un criminal de las palabras… ¡Eso es lo que sos!
-…
-¡Delincuente de la lengua!
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