Adolescente eterno
Eduardo de la Puente busca el sueño de vivir de la música y ya cumplió el de la banda propia. Pasa sus horas entre cámaras, micrófonos, guitarras, muñequitos de Los Simpsons y cómics. Se considera a sí mismo un adolescente eterno y asegura que no piensa bajarse jamás de la edad de la inmadurez.
“Claro que soy un adolescente eterno. Sin dudas. Cualquiera se da cuenta”. De la Puente lo dice con toda su energía. “Justo lo charlaba con Bobby Flores –compañero de la Rock & Pop- el otro día. Los dos nos consideramos adolescentes y nos preguntábamos por qué carajo sería. Y de golpe nos dimos cuenta de que es porque nosotros no tuvimos adolescencia. Nos la robó la dictadura. Por eso, me da miedo que los pibes no se den cuenta de que las dictaduras existieron”.
Y sigue: “La verdad que sí, soy un inmaduro de mierda. Es decir, tengo responsabilidades de adulto y cumplo con ellas: el trabajo y todo eso. Una vez que se terminó la dictadura, yo me dije: `La pucha, quiero ser adolescente’. Y entré en un ritmo del que no me quiero bajar”.
Un adolescente eterno. Es el único modo de encasillarlo. De la Puente, de 42 años, es escritor –autor de los libros de cuentos El día más feliz de mi vida y Por qué tardé tanto en casarme-, guionista –creador del célebre Osito mimosito-, conductor televisivo –el programa Caiga Quien Caiga, entre otros- y radial –Cual es?-, guitarrista –su banda, Tristemente Célebres, tocó en el Monsters Of Rock, y recibió una lluvia de monedazos, en el Pepsi Rock y grabó un disco-, fanático de Los Simpsons, esposo de Ana y padre de Martín.
Adolescente. Sin dudas. En el estudio de su casa, al que llama su “Disneylandia propio”, tiene todo el merchandising de la familia de Springfield: muñecos, remeras, destapadores, peluches, libros, videos, DVDs, pilas de comics y hasta un detector de movimiento con la voz de Bart.
A eso hay que sumarle las seis temporadas en DVD de los célebres personajes amarillos, más treinta videos editados sin tandas publicitarias –son millones de temporadas enteras, cuenta-, más casi todos los capítulos de Los locos Adams, del Súper Agente 86, de Alf, de Los tres chiflados y de Pepe Biondi. “Ya me conozco todo de memoria, pero lo vuelvo a ver y me vuelvo a matar de risa. El humor es genial. Lo bueno que tiene, cuando lo hace uno, en tele y radio, es que te permite descargarte. A veces estás de pésimo humor y empezás a putear al aire y la gente cree que es chiste. Pero vos te estás sacando todo”.
Le pregunto cuáles son las metas a alcanzar con su banda y, si bien primero me responde que la idea es disfrutar ensayo a ensayo y recital a recital, después de un rato admite: “Ok, la meta a futuro, pero muy a futuro, sería vivir de la música”. El sueño adolescente por excelencia.
“Y es que los que trabajamos en el periodismo de rock, como los que trabajan en el periodismo deportivo, o como el crítico literario, tenemos algo frustrado. Todo periodista de rock es un músico frustrado. Y el que me lo niega, miente”, explica.
Ambientemos. Eduardo De la Puente y yo estamos en un estudio de la Rock & Pop. El lugar es como un triángulo y este estudio es una de las tres patas. Enfrente mío hay una sala –el control- con máquinas de sonido y computadoras. Y a mi izquierda está –puedo verlo- el otro estudio, en el que está saliendo en vivo Cuál es?
El programa está en un corte. De la Puente me va a dar bola por cinco minutos y va a salir corriendo a hacer el bloque de historia con Felipe Pigna. Después va a volver y me va a dar bola por otros quince minutos y se va a ir a hacer de Cuno, el patovica -un personaje de radio teatro, forzudo y medio bestia, que se dedica a romper cosas-. Luego volverá.
Hoy es jueves 24 a las 10:30. Hace unos minutos me lo crucé a Mario Pergolini y me miró mal. Ya lo había hecho ayer miércoles durante la grabación del sketch de apertura de Caiga…, en el que De la Puente hizo de adolescente -¿casualidad?-. A Pergolini no le gusta que cualquiera entre al estudio y lo dice abiertamente, así que mejor trasladémonos al recital del sábado 19 de noviembre, en el Citybar de Martínez, donde los Tristemente Célebres fueron las estrellas de la noche.
El lugar es bastante chiquito, pero es un clásico del hard rock. Entre el público está Vitico, el ex bajista de Riff, que estuvo varias veces sobre ese escenario.
Está repleto de gente. Hay pocas tachas; no parece un recital de rock duro. De la Puente es el único de la banda que toma agua mineral. Una vez que sale al escenario, se planta frente al micrófono y avisa: “No nos pidan mucho. Yo ya estoy viejo. Son las dos de la mañana y ya tendría que estar durmiendo”. Hay carcajadas unánimes.
La banda suena con mucha prolijidad. Lo más sorprendente es que De la Puente sólo hace rítmicas. Y a un volumen moderado. No se destaca; es uno más. “Lo que sí hago es escribir casi todas las letras. Últimamente sólo escribo eso. En cuanto a la literatura estoy con el síndrome de la página en blanco. Creo que debe ser porque toda mi expresividad está saliendo por la música. Tengo un libro de cuentos humorísticos casi terminado que me está esperando para el último empujoncito. Y sin embargo no me sale nada”.
El momento cumbre de su protagonismo durante el recital es cuando recita una continuación de la poesía surrealista del tema Basta Fuerte, de Divididos –Despelote en toilette de damas 2, se llama esta versión-. Lo detalla De la Puente: “No sé cómo se me ocurrió hacerlo. Pero un día le estába haciendo una nota al bajista Diego Arnedo y lo encaré: ‘Mirá, tengo este tema en el que hago la continuación de eso que recitás vos’. El tipo me midió, me pidió que se lo recite y al final me lo aprobó. Si tengo la bendición de Arnedo, no necesito más nada”.
De vuelta en la radio, le pregunto si Pergolini, que anda por ahí cerca, es su mejor amigo. Me dice que sí. Que tiene sólo tres amigos y que Pergolini sin dudas está entre ellos. “Mario me critica despiadadamente en cada uno de mis proyectos. Al disco me lo elogió. Dijo que no parece el primer CD de una banda. Pero lo que me critica más que nada es que por ahí sean las 4 de la mañana y yo esté cargando los equipos arriba de la camioneta para ir a tocar en ‘algún encuentro de motoqueros roñosos’. Y es que él nunca lo va a comprender. Nunca va a entender lo que significa todo esto para mí. Él está muchísimo más aburguesado que yo. Y lo sabe”. ´
(Por si interesa: esta es la nota a De la Puente que mencioné en el post de ayer. Está desactualizada, claro.)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario