Ayer me puso alegre algo parecido a la primavera

Ayer a la mañana salí a la panadería a comprar facturas y vi que el cielo estaba entre azul y celeste y sentí que con eso solo ya tenía una historia para contar; hacía días que el cielo se quedaba siempre blanco e insistía con su palidez depresiva. Entonces caminé tres cuadras con la boca un poco abierta, mirándolo recortarse y superponerse contra las terrazas. Siempre me gustó el tema de las terrazas y para mi el cielo, al menos en Buenos Aires, es cielo sólo cuando está rodeado de terrazas. Creo que es ahí donde el cielo empieza a ser cielo. Y cuando doblé en Arcos, siempre mirando para arriba, me di cuenta de que debía parecer un marica: balanceando los brazos al costado en cada paso, con cara de enamorado y los cachetes enrojecidos de alegría.

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