Kind of Blue, de Miles Davis, es un disco hermoso.
Jojojo, chocolate por la noticia, imbécil. Es el disco más vendido de Davis, según Wikipedia (triple platino). Y ninguno de esos tres millones de compradores se atrevería a decir que es malo. Vos si que podés llegar a revolucionar el mundo desde tu blog, ¿eh, soquete?
La trompeta de Davis (junto con el saxo) en ese disco es tan pero tan dulce… Y las apariciones del piano lo hacen súper melanco, reflexivo. Hermoso. Creo que es un disco para escuchar con una mujer al lado. Pero sería difícil encontrar una que no se duerma antes de que termine el tercer track (Blue in Green), cuando la batería, que siempre está bajita en volumen, y las pilas de los primeros dos (So What? y Freedie Freeloader) casi casi que desaparecen.
Todo lo que se escucha en el disco son improvisaciones a partir de una escala de notas ya predeterminada. A eso, según estuve leyendo hace poco en una fuente tan seria como Wikipedia, tal como haría cualquier buen analfabeto musical que quiere jugarla de erudito, se le llama Modal Jazz. De hecho Kind of Blue (1959) es el disco fundacional de ese sub-género jazzero, que se oponía (junto al Hard Bop) a otro sub-genero llamado Cool, que casualmente también había nacido del cerebro de Davis.
Después, unos años más tarde, Davis, en vez de contentarse con haber cambiado la historia de la música un par de veces, pegó otro volantazo y “creó” el Jazz Fusion, donde empieza a aparecer el rock, el funk, etc.
Esos discos me gustan más. Mucho más diría. Chick Corea Electric Band, por ejemplo, como ya dije, o The Man With The Horn, también de Davis, que directamente mete un solo de guitarra al palo en el primer track. Ese disco me gusta mucho más. Pero hoy escuché Kind of Blue, tirado en la cama. Y este es un post sobre mi cumpleaños feliz.
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