Que los cumplí feliz (II)

A mi cumpleaños lo empecé en la decimonovena edición de Los Mudos, el ciclo de míster Funes. Como anteayer temprano le halagué un cuento y un poco más tarde él me linkeó un post en su blog (y prometió cerveza), me inspiré, agarré y me fui a ver quién leía.

Estuvo muy bien. Primero leyó Rodrigo Arreyes, un cuento muy bueno, sobre un tipo al que lo están llevando con una navaja en la nuca para afanarle, pero que en el camino se encuentra con sus amigos mecánicos que lo salvan y le terminan cagando un poco la vida a la vez.

Después leyó Patricio Suárez pero hubo quilombos con el mic y no pude prestar atención. Y cerro Mariano Pensotti, que es dramaturgo, según contó Funes, con un monólogo costumbrista, muy divertido, que narraba las introspecciones de un tipo reeeee neurótico (y reeeee Cuparito/Chechu) que acababa de recibir una invitación para una fiesta reencuentro con lo’ pibe’ del secundario.

Frases como “el VHS arruinó a mi generación” o “voy a ir y los voy a mear a todos desde arriba de la mesa; me voy a olvidar de todos sus nombres” o “bueh, más sí, voy y veo si me puedo levantar alguna minita; si estaban todas buenas” hicieron furor. Creo que logró captar la atención de todos. Cosa bastante complicada de conseguir en una lectura.
Había un montón de gente. Y, comentario al margen, me acordé de mi viaje de séptimo grado, cuando el coordinador, con lágrimas en los ojos, nos miró a todos y nos dijo: “Chicos, son un grupo humano excelente, nunca se lo digo esto a los otros grupos, pero manténganse en contacto porque la onda que hay entre ustedes es única. No se pierdan, no se corten”.

No sé.

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