1. Estuve unos días en las afueras de Funes, un pueblo que queda en las afueras de Rosario. Esta vez no fuimos en auto a la ciudad, no pasamos por Fisherton ni paseamos por la costanera ni nos pusimos a comer en uno de los lugares que hay frente al puente a Victoria ni fuimos a chequar mails al pueblo.
Esta vez pintó estar sentado todo el día. En Funes, creo que ya lo dije en otros posts, las horas pasan lentas. Muy lentas. Uno se pone a escuchar un cd, a leer un libro, a lavar el auto, a pensar en si los consumistas son víctimas, boludos o victimarios. Uno incluso se tira a dormir una siesta. Y sin embargo el tiempo no pasa. Siempre son cuatro horas más temprano que lo que uno cree.
2. Los mosquitos siempre son protagonistas. Y parece que esta vez no fumigaron en Rosario.
3. Me hicieron escuchar a Las pastillas del abuelo. De entrada el nombre me cae mal. Nunca me interesó escuchar a esas bandas: Las pastillas del abuelo, El patrón de la calesa… y ahora no se me ocurren más pero hay mil. Ese lugar común de “artículo + sustantivo + proposición + artículo + sustantivo propio” me tiene harto.
Y hago la autocrítica. Dos de las tres o cuatro bandas en las que alguna vez participé cumplían con esa fórmula (igual, La culpa de Gul me sigue pareciendo un nombre original).
Pero Las pastillas…, de entrada y sin haber escuchado temas que involucren a todos los instrumentistas del grupo, cae en otro lugar común: la voz al estilo de Chizzo, de La Renga, o de el Negro Manuel Quieto, de La mancha de Rolando (atención al nombre; si falta el segundo artículo es porque “el Rolando” sería muy provinciano).
Así y todo, la canción “El sensei”, si bien a la tercera ya no me gustó tanto, en las primeras dos escuchadas me pareció de muy buena para arriba. Tiene un tono sincero; honesto: el narrador y su amigo que arma los porros y se compra un sanguche de milanesa. No hay grandes pretenciones.
Lástima que el segundo tema que me convidaron incluyera la palabra “ti” en el título (es decir, “para ti”. Lenguaje de Luisa Kuliok en pleno rrioba.
4. Antes de todo esto estuve escribiendo los textos para un libro de fotos que, si no se va todo al diablo o no entendí mal, va a estar a la venta, en edición limitada, dentro de poco tiempo. Laburé mucho para el tan poquito texto que va a terminar saliendo (poquiiiiiiiiiiito, poquiiiiiiiiiiito). Pero entre los muchos cambios de concepto y la multiplicidad de ideólogos, editores y correctores que hubo, la cosa se complicó.
Es sobre festivales de rock y se va a llamar “Keep rockin’”. Si es que sale, claro.
5. Festejé como loco el segundo gol de Lanus y el primero de Estudiantes. En River estamos estancados en Aguilar y Passarella. Será difícil sacarnoslón de encima. Ahora echaron a Lux, después de reprobar públicamente la no inclusión del arquerazo en la lista de Pekerman para Alemania 06.
6. Lo echaron. Es increible.
7. Ayer, ni bien terminaron los partidos de Boca y el Pincha, se me ocurrió que el título de Olé tenía que ser “Los dos a la final”. Al final lo pusieron en la revista Líbero, de Página/12.
8. Leí el libro de Emilio Fernández Cicco. El tipo se autodenomina border y lo justifica con algunas notas bien jugadas, faltándole el respeto a los entrevistados y escribiendo en un tono que deja en claro que todo le importa un corno.
En la contratapa no hay una reseña del libro o de su obra, sino un montón de insultos que le dedican sus entrevistados-víctimas. Andino, Szifrón, Neustadt, Brédice, Eliaschev y otros le dicen: drogón, gay, antisemita, mentiroso y alguna otra cosa más.
La nota a Brédice arranca enunciando el sex appeal de la actriz. Para eso Cicco cuenta que probó masturbándose pensando en ella y que los resultados fueron de puro éxito, cosa que no le había pasado cuando pensó en Valeria Mazza en la previa a una entrevista con la modelo.
La nota con Szifrón termina contando cómo el director se encanuta una monedita de un peso que había quedado como propina sobre la mesa del bar.
La que le pone el nombre al libro ("Yo fui un porno star") es el ícono border. Cicco inauguró una forma de periodismo que apunta a experimentar las cosas en vez de preguntarlas. En este caso, en vez de entrevistar a un actor porno, él mismo se convirtió en uno. Narra la filmación de la escena y, sin quererlo, uno se termina enterando de qué es ese mundo.
Está muy buena también otra del mismo estilo, en la que trabaja de enterrador en el cementerio de la Chacarita. Aunque en este caso se cuelga demasiado con la data dura y se llega a poner tedioso.
Otras notas que son presentadas como re border, al final resultan no tan locas ni reveladoras. Igual el estilo siempre buscar escapar de la rigidez. Eso es muy valioso. No creo que el periodismo border vaya a quedar en la historia, pero sí considero que su rotura de reglas va a dejar una semilla interesante en los que lo lean. Corre los márgenes un poquito más para allá.
Como sea, si se busca en internet se encuentran más insultos a Cicco. Federico Corbière, por ejemplo, lo acusa de tergiversador y de amarillista. Un ex compañero suyo de Noticias, que siempre habla bien de él, dice que Cicco carece de las barreras inhibitorias que todos tenemos en alguna parte de nuestro cerebro.
Recomiendo ese libro.
9. La muerte de Pinochet no debería ponernos felices. No es justicia divina, si es que existe tal cosa. Todos vamos a morir y él lo hizo con varios seguidores adorándolo y sin condena.
Él ganó.
10. Por estos días me pongo a escribir sobre el barrio de Chacarita. Su historia, sus lugares. Me hicieron heredar una sección de la revista que se llama Diario de Viajero. Hace como un mes me la pasé caminando por Recoleta para la primera nota, aunque creo que ya lo conté.
La cosa es que durante las últimas semanas leí booooocha sobre lugares como Taormina, Italia; Roskilde, Dinamarca; Balado, Escocia; Liège, Bélgica y etc. Y ahora vuelvo a Warnes, la estación Federico Lacroze y las florerías que rodean al cementerio.
Y no está mal.
11. Para poder publicar este post tengo que transcribir una palabra que me impone el sistema. Lo hacen para cerciorarse de que yo no sea un robot spamero. Más que una palabra es una sucesión de letras que se pegan y se superponen. No entiendo lo que dice y esto ya es muy parecido a la censura.
A ver, voy a clickear y veremos si la pego.
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