Era una ciudad repleta de edificios y con mar. Los edificios rodeaban al mar. Y lo más raro de todo era que el cielo estaba cargado de aviones. Todo el tiempo había aviones de acá para allá. Nunca quedaba vacío el cielo.
Y de golpe un día uno se terminó cayendo al agua. Terrible. Todo el mundo se puso a mirar al mar. Se paralizó la ciudad.
Ella venía en colectivo en ese momento. O momentos antes, es difícil establecerlo con claridad. Iba con una amiga; una amiga a quien no conoce y no puede identificar pero que claramente era una amiga.
Estaban juntas y ni les hacía falta hablarse porque se llevaban bien con sus silencios y de golpe la otra se puso a tranzar con un chico. De dónde había salido el chico… es un misterio. Pero la cuestión cierta es que la otra, la amiga, se cambió de asiento y se puso a tranzar con el chico.
Después llegaron a la casa. Que no se sabe bien de quién era, pero era “la casa”. Y la amiga se muere de ganas de contarle sobre el chico del colectivo. Le dice que se sienten, se tomen un café y así le cuenta. Pero ella le dice que no, que espere; hay que ir a ver el avión que se cayó al mar. Acompañame por acá, le dice la amiga. La agarra de la mano y la arrastra escaleras arriba. Ella se deja llevar.
El lugar que hace de mirador tiene un ventanal enorme y da directo al mar. Se ve toda la amplitud de la pantalla azul, enorme. Qué habrá del otro lado. Montevideo o África.
El avión cayó de golpe al mar y se hundió. Parece que quedó como un iceberg; una parte hundida y la punta afuera. La ventana de la habitación-mirador da justo de frente a la cabina del piloto. El tipo está con los brazos cruzados. Chinchudo con la situación. Hay cámaras de todos los canales filmándolo. Ella lo saluda con la mano desde su ventana y él le corresponde. Le pregunta si está todo bien. Él dice que sí y tiene puesta una gorra como de chofer de limusina. Pasa un momento de silencio y él le dice: “Ah, no. Si en un rato no me vienen a sacar, yo me hecho una siestita acá nomás”.
Ella se queda mirando el avión durante toda la tarde. Su amiga está al lado. Los codos se rozan.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario